Medio siglo de vida tiene a la Escuela Pedro Cariaga convertida en una familia

Quillota

Emocionante aniversario de establecimiento playanchino destacó por la cohesión de la comunidad, reconocimiento a su personal y sellos de interculturalidad e integración.

Con un vibrante Llellipún, ceremonia ancestral mapuche que invoca al Kimun (sabiduría) y Newen (fuerza), la Escuela 266 Carabinero Pedro Cariaga dio inicio al acto de celebración de su aniversario número 50. Su carácter intercultural e inclusivo se respira al recorrer sus patios, aulas y pasillos.

Medio siglo de vida que los encuentra en un mundo convulsionado, en plena pandemia, pero que lejos de afectarlos, les dio la posibilidad de retomar con la misma alegría y forma de relacionarse que ha convertido a su comunidad educativa en una verdadera familia, como la mayoría destaca.

Un establecimiento que, con el correr de los años, además se ha transformado en un agente de cambios en Valparaíso. Es, por ejemplo, la escuela pionera en implementar la jornada escolar completa en el año 1997, una de las primeras en la ciudad en iniciar convenio con Enlaces-TIC, y transformar su proyecto educativo, en 2014, siendo reconocida como la primera escuela intercultural de la provincia, potenciando lazos con la comunidad mapuche.

“Este aniversario ha sido muy significativo para mí, porque hemos tenido a nuestros colegas que han estado tanto tiempo aquí en la escuela y fue bien emotivo porque fue un aniversario de reconocimientos, valorar la experiencia, la trayectoria de la escuela. Así que es un momento de alegría, emoción y de contar con toda la gente”, expresó su directora Jacqueline Pizarro.

“Aquí se han rendido saberes del currículum nacional y saberes ancestrales en donde, por años, han predominado valores como solidaridad, compañerismo, perseverancia, diversidad e inclusión”, añadió.

Por su parte el Director del Servicio Local de Educación de Valparaíso, Manuel Pérez, destacó que “la relevancia de esta ceremonia es que, adicionalmente lo que significa estar encerrados dos años por la pandemia, ellos no solo logran reconocerse y mantener el espíritu y la capacidad de anticiparse a los tiempos como han hecho siempre, sino que vuelven con la misma forma de relacionarse, con un buen clima organizacional, pero por sobre todo sabiduría y con mucha fuerza para llevar adelante este momento difícil”.

Agregó que “esa característica de ser una escuela multicultural muy preocupada y ocupada en lo que significa el medioambiente, las relaciones, el cómo entendernos y comunicarnos, ha sido clave para que la escuela tenga la capacidad de reinventarse permanentemente y adaptarse a los tiempos. Es ese tipo de relaciones que hoy necesitamos (…) Son experiencias exitosas que debiésemos ser capaces de replicar”.

Una familia

Uno de los aspectos que más destacan quienes son parte de la comunidad es cómo se sienten acogidos en este espacio escolar. Así lo refleja por ejemplo Paola Urrutia, presidenta Centro General de Padres: “Yo llevo casi 20 años como parte de la escuela. Aquí llegó mi hermana que salió y también mis cuatro hijos, que ahora me queda el más chiquitito que está en sexto. Para nosotros más que una escuela es nuestra casa, llevamos harto tiempo sacando adelante a los chiquillos, apoyando a los profesores, un trabajo bien amplio. Lo más lindo de la escuela es el lazo de familia, nos conocemos todos y somos unidos. Estamos ahí para apoyarnos siempre”.

Claudia Flores, una de las dos profesoras reconocidas en la oportunidad por tener 25 años en la institución -la otra fue Danitza Araya- valoró haber decidido quedarse ahí en su carrera. “Estoy muy contenta, me siento muy participativa y reconocida en esta comunidad educativa. Estar al servicio de la educación pública es una experiencia inigualable que a nosotros como profesoras nos aporta mucho. Uno se encariña y sufre con los chicos, son un montón de emociones. Uno lo que puede destacar es que esta escuela es familiar, nos reconocemos entre todos, nos saludamos y respetamos, los valores que siempre nos entrega nos hace querer estar siempre acá”.

Por su parte Sara Palacios, de 13 años y en séptimo básico, quién es la presidenta Centro de Alumnos, comentó sentirse muy agradecida por la oportunidad de liderar a sus compañeros, sobre todo al ser nueva en la escuela. “Este es un cargo muy grande y le agradezco a mis compañeros porque me entregaron su confianza”, dijo.

“Lo que más me gusta es que respetan mucho las culturas y las opiniones de las personas. Me han recibido bien”, finalizó.

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