Un número reducido de ciudadanos británicos ha comenzado a descargar hoy una aplicación para móviles que utiliza el protocolo inalámbrico Bluetooth para detectar si se ha estado en contacto con personas que hayan desarrollado síntomas de COVID-19.
La prueba piloto del software se desarrolla en la isla de Wight, un territorio al sur de Inglaterra donde viven unas 140.000 personas, antes de que su uso se extienda al resto del país dentro de pocas semanas.
El Gobierno afronta el reto de convencer a la población de que el sistema protege su privacidad y recalca que los usuarios no tienen que introducir ningún dato personal, por lo que toda la información recopilada será anónima.
La utilidad de esta herramienta, alerta el Ejecutivo, vendrá dada por su integración en un programa más amplio para prevenir una segunda oleada de la pandemia, que incluye test masivos de COVID-19 (más de 100.000 al día) y un equipo de al menos 18.000 personas que entrevistarán por teléfono a infectados y trazarán cadenas de contagio de forma “manual”.
Una vez instalado, el programa comienza a registrar la distancia entre el teléfono y otros dispositivos cercanos en los que también se haya descargado la aplicación.
Cada usuario se identifica con un número aleatorio. El único dato adicional que debe aportarse son las dos primeras cifras del código postal, una información que se utilizará para detectar zonas geográficas problemáticas.
La aplicación guarda en el propio teléfono un registro de vínculos con todos los dispositivos con los que se ha mantenido contacto cercano.
Cuando una persona desarrolle síntomas compatibles con la COVID-19, tendrá la posibilidad de informar al sistema público de salud a través de la aplicación.
Las autoridades pueden decidir entonces enviar de manera anónima una notificación a los teléfonos de todas aquellas personas que hayan estado en “contacto significativo” con ese usuario en los últimos días y sugerirles que cumplan una cuarentena.
Con esos datos, el sistema de salud decidirá si somete a una prueba diagnóstica al individuo que ha desarrollado síntomas y a personas de su entorno, y determinará si lleva a cabo una entrevista en profundidad para detectar posibles contactos adicionales que no haya capturado la aplicación.
La medición de la distancia respecto a otros teléfonos se realiza mediante el protocolo inalámbrico Bluetooth Low Energy (BLE), diseñado específicamente para minimizar el consumo de batería.
Ese factor es relevante porque la aplicación estará activada de manera continua, siempre que el teléfono esté encendido.
Por ahora, el Gobierno ha renunciado a utilizar los datos de posicionamiento geográfico que permiten recopilar la mayoría de los terminales móviles, entre otros motivos por los problemas de privacidad que se derivan.
Aún así, ha avanzado que en el futuro podría pedir a los usuarios permiso explícito para ampliar la cantidad de datos que es capaz de registrar la aplicación.
El director del NHSX, la división tecnológica del sistema público de salud del Reino Unido, Matthew Gould, calcula que a partir de un 20 % de uso, el software comenzará a aportar información útil sobre la evolución de la pandemia.
A partir de entre un 40 % y un 50 % de uso, estima que empezará a marcar la diferencia y será útil para aislar a individuos asintomáticos antes de que puedan diseminar el virus con mayor eficacia y velocidad.